Fieles a nuestra razón de ser, la Fundación Legálitas vela por la defensa de los derechos de los menores y en este sentido, anima a los padres y a la comunidad escolar a, en la medida de lo posible, evitar los abusos en el ámbito escolar y en concreto el acoso escolar sufrido por nuestros menores y que repercute de manera directa en la comunidad educativa.
En muchas Comunidades Autónomas se han aprobado protocolos de actuación que deben ser aplicados por la comunidad educativa, por eso es importante que todas las partes implicadas se responsabilicen de cada caso concreto, ya sean acaecidos tanto dentro del ámbito escolar como fuera; hoy en día no es posible acotarse o centrarse sólo en el centro escolar, el acoso continúa en las redes sociales y, mirar para otro lado, nos hace a todos cómplices del acosador.
No hay perfil de la víctima, no son personas con baja autoestima, como se ha pensado siempre. Suelen ser adolescentes o niños que destacan bien por aspecto físico o por su inteligencia.
Pero en el caso de los acosadores, sí tenemos un perfil. Los acosadores suelen tener o utilizan conductas de maltrato, tanto con los compañeros como en algunos casos con los profesores, buscan su punto débil y atacan. Cualquier característica en la que un niño destaque (llevar ropa de marca, sacar buenas notas, ser bueno en algún deporte), cualquier excusa es buena y sirve para atacar a la víctima. El acosador descubre que acosando consigue más cosas de sus víctimas y se erigen líderes de los centros educativos.
El acoso escolar genera daños psicológicos en la víctima cuando el hostigamiento y el maltrato se mantiene en el tiempo. No podemos dejar que existan daños psicológicos, para actuar es necesario la prevención como objetivo fundamental.
Para evitarlo existen una serie de síntomas que nos pueden alertar y que podemos observar en la víctima: depresión, nerviosismo, aislamiento, introversión, irritabilidad, sensibilidad crítica…. todo ello nos debe alertar sobre la posible de la gravedad de los hechos que el menor puede estar sufriendo.
Todos estos síntomas nos obligan a que debamos tratar de hablar con ellos y denunciar. La ley hace responsable a todos, padres y comunidad educativa. Si su hijo está sufriendo acoso escolar, comuníquelo a los responsables del centro escolar, y ellos tratarán de aplicar el protocolo de acoso escolar de su comunidad autónoma.
El silencio nos hace cómplices a todos, no podemos dejarlo pasar.
Cecilia Cortés
Abogada de Legálitas