Los nuevos gadgets y las apps de comunicación, como el WhatsApp, Line o el Snapchat trasladan inmediatamente una pelea en el patio o las aulas a los entornos digitales, convirtiéndose en una peligrosa arma de bullying que logra rápidamente que viralizar su difusión y que la victimización se perpetúe en el tiempo. Así lo explica la Policía Nacional, quien alerta el mal uso que se hace de smartphones y tablets como herramientas en el entorno juvenil. «El ciberacoso es la herramienta grupal más poderosa para ejecutar el acoso escolar y se manifiesta con mensajes insultantes, humillantes y crueles; con amenazas; suplantando la identidad de otros compañeros para dañar su reputación o amistades; revelando secretos, informaciones o fotos comprometidas o privadas, o excluyendo intencionadamente a compañeros de grupos online», detallan. Lo ideal es, continuna, «que si los los menores se sienten víctimas de acoso en su entorno escolar acudan siempre a un adulto —padres, profesores o tutores—, para intentar pone fin a esa situación y buscar soluciones al conflicto».
El acoso en cifras
En base a los datos obtenidos por los agentes especializados de la Unidad de Participación Ciudadana que desarrollan labores de prevención y seguridad en colegios de toda España y el estudio de las informaciones facilitadas a la Policía en sus plataformas en Twitter, Tuenti o Facebook, a través de los perfiles gestionados por el Grupos de Redes Sociales de la Policía Nacional, un alto porcentaje de los escolares entre 11 y 16 años se ha sentido en algún momento víctima de acoso escolar, la mayoría de carácter leve o no grave. Un pequeño porcentaje de ellos lo califica como una situación grave que requirió la intervención de padres o profesores para su solución. Además, la mayoría de las víctimas de acoso escolar nunca se lo ha comentado a un adulto. De hecho, España es uno de los países de Europa en los que menos se reconoce haber sufrido acoso escolar.
De ese reducido número de casos de graves, casi un 54% de las víctimas de acoso escolar presenta síntomas de estrés postraumático, como pesadillas, ansiedad, insomnio, flash back o pánico; el 55% sufre depresión y el 53% tiene una imagen negativa de sí mismo, según el Estudio Cisneros sobre «Violencia y Acoso Escolar». Pero al contrario de lo que se cree, el niño acosado no es un alumno carente de habilidades sociales o con alguna característica física que le acompleje. El acoso escolar puede recaer sobre cualquier escolar. Durante el curso pasado, la Policía Nacional recibió en toda España 316 denuncias vinculadas con hechos sucedidos en el ámbito escolar, como amenazas (63), lesiones (213), trato degradante (15), vejaciones (22) o malos tratos de obra sin lesión (5).